El otro día, mientras preparaba la comida al viejito que cuido, que, por cierto, cada día se porta más amable conmigo, reflexioné sobre lo que ocurrió el pasado día de la Almudena. A pesar de haber escuchado en el noticiario aquel horrible atentado el 11 de marzo de años atrás, nunca imaginé desde tan lejos las consecuencias tan terribles que habría tenido. Hasta que aquello se trasladó más cerca.
Poco antes de comenzar a preparar mi viaje a España, así como por abril de este mismo año, una serie de atentados terroristas ocurrieron en mi país en pocos días. Los mandatarios trataban de arreglarlo y encarcelarles pero los sucesos cada vez eran más frecuentes, se creían vinculados con las FARC y al presidente se le relacionaba con sucesos malvados, vivimos una situación muy mala. Como ustedes, en Paraguay aprendimos a convivir con el terrorismo, aunque los intentos por aniquilarlo no cesaban. En pocas semanas asesinaron a más de medio centenar de personas.
Con todo esto querría decirles que el terrorismo es algo que vemos muy lejos, mucho dolor, pero que no nos salpica, hasta que se nos acerca peligrosamente. Males como este deberían ser erradicados con la ayuda y alianza de todos los países, porque no somos tan diferentes pero, aunque lo fueramos, ¿qué hay de malo en ello?, mucho mejor, los diferentes luchando unidos en contra de lo igual, esa debería ser nuestra meta.
¿Saben de algún país más que sufra ataques terroristas?¿Están de acuerdo conmigo en que la solución es la unión?
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