Después de comer, volví a coger el metro para bajarme dos paradas más tarde, en la estación de Sol. Allí vi la plaza que lleva el mismo nombre, donde esta la puerta del Sol que me comentaron que es el lugar donde ustedes y yo, este año, escucharemos las campanadas para entrar en el nuevo año. Desde allí caminé un poco hasta llegar a la plaza Mayor, donde un señor que aconsejó que me acercara de nuevo a mediados de Diciembre que pondrían como un mercado con cosas navideñas, asique probablemente vuelva despues de que pasen los examenes para comprar algo a mi familia, que la extraño mucho.
Tras visitar ambas plazas, desde Sol de cogí la línea 1, que me llevó en poco tiempo a la estación de Atocha. Allí, pude visitar lo que me dijó la señorita de turismo que era un monumento a los fallecidos allí, pero como no conocía la historia, decidí preguntarle a una señora que allí había que, entre sollozos, me dijo:
"Había dejado en Atocha el tren que viene de Fuenlabrada y entré en el último vagón del tren que estaba estacionado en la vía 2. Suelo encontrarme allí con mi hermano, pero ese día no estaba en el andén. Explotó la primera bomba y salí como pude del vagón. Una vez en el andén, el espectáculo era horrible. Mi hermano tenía que estar allí, pero no le veía. Me agaché a interesarme por una chica que estaba boca abajo sobre un charco de sangre. Alguien me dijo que la dejara, que estaba muerta. Mi primera decisión fue quedarme con ella hasta que vinieran las asistencias, pero explotó la segunda bomba y alguien me agarró de un brazo y corrimos hasta las vías de entrada. Allí me vio mi hermano. Él parecía un fantasma. La chaqueta rota, la cartera de mano rota, metralla en la cara y en las manos y no oía nada. Nos abrazamos y lloramos con una mezcla de sentimientos de rabia, dolor, y a la vez alegría por habernos encontrado vivos. Éramos conscientes de la gravedad de la situación y decidimos ir al hospital por nuestros propios medios y dejar que SAMUR atendiera a gente en mucho peor estado. Las heridas terminan por curarse pero las imágenes, los gritos, los llantos, el ruido de las explosiones y el olor no podrán olvidarse jamás".
Su historia me partió el corazón; ahora ya sabía él porqué de aquel monumento. Todo estaba lleno de velas encendidas, de ramos de flores..., tuvo que ser terrible. Después de todo esto, me volví al metro y cogí la línea hasta Bilbao, y desde allí a Argüelles.
Había pasado un muy interesante día de la Almudena, conocía mi nueva ciudad mucho mejor. El testimonio de la señora me llenó de amargura y, sobre todo, de impotencia e incredulidad, no puedo entender como hay gente capaz de asesinar a 190 personas.
Me pareció un tema muy interesante asique, ¿saben de algún sitio donde me pueda informar más sobre lo sucedido aquel día?
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