Cuando le conté a mi mamá mi intención de venir a España a estudiar enfermería, me contó esta historia para que aprendiera a respetar a los demás y no ponerme por encima de ellos:
"A algún lugar del afortunado mundo occidental llegó un joven marroquí, que fue contratado por una empresa española para el mantenimiento de la oficina.
El chico trabajaba toda la noche y se iba por la mañana, de manera que nadie sabía cómo era su aspecto, excepto el director. Un día el chico agotado tras toda una jornada trabajando, se quedó dormido. A la mañana siguiente, Héctor,la imagen de la empresa, fue el primero en llegar, le vió y comenzó a insultarle. Se burló del aspecto del joven marroquí, comparándole y alardeando de su posición en la empresa y acabó despachándole con una expresión muy desagradable, diciendole que se buscara un lugar donde dormir porque no podía ir infectando todos los lugares que limpiara. El joven se quedó en silencio, no quiso rebajarse al nivel de su "agresor". Días más tarde, la señorita que se encargaba de escoger la imagen de la empresa reconoció el increíble atractivo del muchacho, y le ofreció ser la otra imagen de la empresa. El chico, sin salir de su asombro dijo que sí. Pero al llegar, Héctor lo recibió mal, le volvió a increpar e, incluso, le amenazó.
Pronto, los socios se hicieron eco del éxito del joven como nueva imagen de la empresa y entre todos decidieron despedir a Héctor, quedando el muchachito marroquí como modelo único e inamovible".
La reacción de Héctor se la pueden imaginar, y es que mi papá siempre me decía que quien hace alarde de sus propios éxitos, no tarda en aparecerle quien se los arrebate.
¿Quieren saber el qué hice al final en el día de la Almudena en Madrid? ¿ Alguien conoce algún modo de que me cueste menos el transporte público?
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