La verdad es que al principio de llegar estaba muy angustiada con mi situación, pero por suerte no me costó mucho encontrar casa y trabajo. El cuidar a una persona mayor me asustaba en cierto modo ya que en Paraguay tenemos una forma de tratar a nuestros mayores muy distinta de la de ustedes.
El primer día de trabajo la verdad es que fue algo extraño. Cuando entré en la casa, el señor me hizo una revisión de arriba a abajo y no tardó mucho en darse cuenta de que no era española. Al principio se mostró bastante reacio pero al explicarle mi historia y mi situación en este momento, se sintió muy orgulloso de que aun haya personas que sean capaces de usar todos sus medios para conseguir un futuro mejor y unos estudios porque, por lo que él me dijo, en España los jóvenes (él me habló en general) no hacen nada, ustedes les dicen generación nini porque ni estudian ni trabajan. A la vez que le atendía, me contó su punto de vista sobre las personas que venían de fuera, los inmigrantes, y la verdad es que me sentó muy mal tanto sus palabras como el tono en que lo decía. Sin alterarme, llamé a la señora y la dije que me sentía enferma y necesitaba irme. Me comprendió y me marché, pero entendí que necesitaba contarle la verdad porque el primer día...y ausentarme, pues no me parecía correcto. La conté lo sucedido y me dijo que hablaría con el anciano, que no me preocupara, pero, obvio, ya mi situación no era la misma.
Cuando llegué a casa, no había comida asi que tuve que marcharme a comer al burguer de la esquina, pero me pareció algo caro. ¿Alguien sabe donde puedo comer más barato?
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