Cuando llegué al portal que la señora me indicó. Me abrió la puerta una mujer de unos 50 años, parecía española. Me pareció que no le había dado una muy buena impresión porque me miró con una cara muy similar a con la que me miraban en el metro. Antes de nada y sin llegar a entrar en la casa, la mujer me preguntó que de dónde era y yo le contesté que era paraguaya. No le debió de hacer mucha gracia que fuera extranjera porque me echó rápido, me dijo que ya no le quedaban habitaciones y que lo sentía mucho, todo esto en un tono de aquellos que cuando les hablan así sin saber la razón les hiere en lo más profundo de mi corazón. La verdad es que yo no me lo podía creer, me había echado simplemente por el hecho de ser extranjera, no entendía como en un país tan desarrollado cm España en algunos sentidos podían seguir dándose este tipo de cosas.
Tras este desagradable episodio, encontré otro anuncio en el metro de un piso compartido entre estudiantes extranjeros; sabía que de allí no me echarían como a un perrillo, como se dice en mi país. La verdad es que estaba bastante cerca asi que en 15 minutos llegué y me recibieron con los brazos abiertos. Me alquilaban una habitación por 150 euros, aunque no me incluían la comida. Me parecieron unas condiciones adecuadas y como la localización también me convenía, acepté.A partir de aquí ya solo me quedaba otra meta a corto plazo, encontrar un trabajo que me permitiera vivir cómodamente en la capital, y lo encontré.
Uno de mis compañeros de piso, cuatro en total, conocía a una señora que necesitaba urgentemente alguien que cuidara de su anciano padre. La casa estaba cuatro manzanas por debajo del piso asi que me acerqué a hablar con la mujer y me recibió con un trato que ojalá lo hubiera recibido de la primera señora. Me ofrecía un empleo, trabajando cinco horas diarias en casa de su padre, pagándome a 8 euros la hora me salía un total de unos 800 euros al mes, cifra más que suficiente para pagar mis gastos y ahorrar para nuevas metas y todo lo que pueda necesitar en mi nueva ciudad. Acepté el trabajo ya que, además era compatible con mi horario de tarde en la facultad, eso sí, la mujer me advirtió de que su padre tenía un trato difícil y era posible que me ocasionara algún problema, pero no pensé que fuera tan grave asi que aquí estoy, tres semanas despues de esto y, la verdad, alguna trifulca que otra si que tuve con el anciano,
¿alguien ha trabajado alguna vez con personas de la tercera edad y me puede aconsejar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario